El día 31 de octubre, cinco miembros de la “sin par y laureada” PEÑA OVETUM, madrugamos un poco más que cualquier otro domingo, y no fue sino para partir hacia Vitoria a seguir a nuestro Real Oviedo. Así, a las ocho de la mañana partimos en un bus, en el que viajaban otras peñas como la Peña Azul Ventanielles (organizadora) o la Peña Fañagüetu.
Poco a poco, empezaron a verse y beberse algunos botes de cerveza, que tranquilamente se tomaban, mientras departíamos sobre los más singulares temas, las más de las veces relativos al ROCF. Y así, entre algún que otro cántico llegamos al lugar de la primera parada, que como no podía ser de otra manera,fue Unquera. De nuevo emprendimos viaje, e inexplicablemente en aquel bus cada vez se hablaba más alto, se reía más y se cantaba mejor (o eso nos parecía). Los botes de cerveza cada vez duraban menos y por ello, las vejigas se quejaban, de modo que los distinguidos pasajeros tuvimos que forzar al conductor a que hiciera una parada en el límite entre Cantabria y el País Vasco. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando vimos que estábamos parando justo enfrente de un conocido prostíbulo de la zona, en cuyo aparcamiento tuvieron que pernoctar dos miembros de la sin par y laureada PEÑA OVETUM este verano. Además, en la gasolinera de al lado, se encontraban un grupo de seguidores y seguidoras del Osasuna, que posiblemente tuvieran algo que ver con el local del que hablamos anteriormente. Sin más, continuamos ya hasta llegar a la capital de Álava, donde lo primero que vimos fue el autocar del Real Oviedo aparcado delante del hotel de concentración. Allí mismo nos bajamos.
Corrían aproximadamente las 13:20 horas, nubes y claros en el cielo. A pesar de ser un poco temprano decidimos empezar a buscar algún sitio para comer. Decisión que como después veríamos fue acertada, ya que la abundancia de bares o restaurantes no era muy grande, lo cual sumado a la gran tormenta que cayó, y por la que tuvimos que resguardarnos un rato en un cajero; hizo bastante difícil dar un sitio con buena pinta Finalmente, acabamos metiéndonos en un bar de tapas, en el cual, después de todo no comimos nada mal. En el mismo sitio tomamos algo más de beber y sin más demora, para Mendizorroza. Tras recoger las entradas, y como todavía era temprano nos fuimos a una cafetería próxima, llena de gente del Alavés y del Oviedo, aunque parecía no haber ningún problema. Pillamos unos cachis y para el campo. Como no nos dejaron entrar con aquellos vasos, tuvimos que bebérnoslos allí en cinco minutos, mientras que entablábamos una amena conversación con los seguratas, sobre todo con uno de ellos, que decía ser extremeño, aunque a mi parecer tenía un claro acento gallego. Finalmente, y tras los pertinentes cacheos entramos.
Colgamos la pancarta (en un lugar donde no se veía mucho, todo hay que decirlo), y para el bar. No se vendía cerveza con alcohol, así que nada. Durante el partido lo que todos ya sabéis. Al acabar, quitamos la pancarta de la sin par y laureada, la cual nos cayó encima de dos Ertzaintzas, que para nuestra sorpresa se mostraron muy amables (y va en serio).
El viaje de vuelta, sin ninguna novedad, dormir, no encontrar postura, aguantar a los que no duermen, joderse porque el compañero se te duerme encima, etc. Personalmente, creo que no fui de los que más sufrió la vuelta, ya que parece ser que a alguno se le hizo interminable, aunque yo dormí bastante bien.
La derrota del nuestro querido ROCF fue lo peor de un día que pasaron en tierras vascas los respetables y distinguidos señores socios de la sin par y laureada PEÑA OVETUM.
HALA OVIEDO
PD: CONSEJO DIMISIÓN. ALBERTO VETE YA.
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